Nueva era para los compradores británicos en España
El 31 de enero, el Reino Unido abandonó finalmente la UE después de 47 años y entró en un periodo de transición hasta el 31 de diciembre de este año. Durante 2020 se negociará antes de que se vean cambios importantes que afecten a los derechos y restricciones de los ciudadanos británicos que viven y trabajan en Europa.
Por el momento, un acuerdo de retirada firmado por todas las partes mantendrá efectivamente el statu quo en el Reino Unido y en Europa. El Gobierno español también ha declarado que: "Una vez finalizado el periodo de transición, el Acuerdo de Retirada estipula que se mantendrán sus derechos de residencia, trabajo, estudio y seguridad social". Según la página web del Gobierno español, los ciudadanos británicos que posean un certificado de residencia o un documento de identidad expedido antes de finales de diciembre de este año tendrán derecho a residir legalmente en España en virtud del acuerdo de retirada.
El proceso de compra y venta de una propiedad en España no cambiará en gran medida para los ciudadanos británicos porque, tal y como están las cosas, ya es el mismo para los actuales países no comunitarios. Sin embargo, puede haber ligeras diferencias en los tipos impositivos, por lo que los inversores británicos deberán pagar más que sus vecinos comunitarios. Otro factor a tener en cuenta es la demanda de propiedades del Reino Unido, que se ha mantenido saludable durante todo el proceso del Brexit, pero puede se verán afectadas por las variaciones del tipo de cambio entre el euro y la libra esterlina, que afectan al poder adquisitivo de los inversores británicos.
Tras recuperarse de la caída posterior al referéndum y de los altibajos de una posición política siempre cambiante, el valor de la libra esterlina bajó a principios de este mes, pero desde entonces se ha recuperado. Ello se debe, en parte, a la dura postura de Boris Johnson sobre la propuesta de un acuerdo de libre comercio para Gran Bretaña. Al igual que el actual acuerdo entre Europa y Canadá, esta propuesta de acuerdo no obligaría al Reino Unido a aceptar ninguna de las regulaciones existentes en la UE, por lo que es poco probable que sea aceptada por los países miembros de la comunidad. Esto podría llevar a un Brexit sin acuerdo.
Sin embargo, la subsiguiente caída de la libra se vio contrarrestada más tarde en la semana por un descenso del euro tras las noticias de que las cifras del comercio minorista en Europa durante diciembre fueron las peores desde 2008. La idea de una retirada definitiva de la UE a finales de este año generará, sin duda, cierta incertidumbre potencial entre los compradores británicos, pero es poco probable que calme la demanda de propiedades españolas desde el Reino Unido. Los británicos han vivido con esta incertidumbre desde 2016 y el efecto sobre las ventas de viviendas ha sido en gran medida insignificante.
En lo que respecta a los inversores de alto nivel en particular, preocupaciones como las disposiciones recíprocas en materia de asistencia sanitaria y bienestar son menos importantes para este grupo de compradores y la perspectiva de poseer una propiedad en España sigue pareciendo extremadamente atractiva. También es poco probable que el fin de la alianza suponga para los inversores inmobiliarios británicos unas obligaciones fiscales más elevadas que las de, por ejemplo, los compradores suizos o noruegos en la misma situación. El Brexit, pues, ha comenzado finalmente.
Para algunos significa esperanza, para otros inquietud, pero para todos significa un cambio sin precedentes y un periodo de adaptación para promover una transición suave. El Reino Unido, sin embargo, siempre ha sido el principal cliente del mercado inmobiliario español y, sean cuales sean los acuerdos o disputas que se materialicen en las negociaciones del Brexit, es poco probable que el final de 2020 cambie significativamente esa situación.
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